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lunes, 20 de agosto de 2012

¡Ariel que estás haciendo!

Hoy hice algo que jamás lo habría hecho por nadie más en la vida,
aun los dos sabiendo un poco de ese pasado que siempre me aturde...

Era el último día de mis vacaciones, y no las quería desperdiciar aquí dentro como siempre,
me empeñé en buscar algunas de mis varias acciones acumuladas por falta de tiempo
y flexibilidad.

Después de unas pocas horas entre una decisión y el humo de mi hierba,
no logré entender lo ilógico de lo que estaba por hacer, y jamás lo comprendí,
incluso habiendo estado en esos lugares en los que se supone que ya no debo estar.

Ilusa, necia y confundida tomé un bus, sin siquiera decidir por completo en qué parada
me iba a bajar. De pronto, después de un lapso que se me hizo corto y a la vez muy largo,
me vi en la calle, cruzando hacia la puerta de tu casa. Mientras escuchaba voces en medio
de mis alucinaciones que decían:
-¡Ariel que estás haciendo! -¿a donde te vas? -Ni siquiera sabes si esa que crees en realidad
es su casa... -Patética -Idiota -No puedo creer lo que estás haciendo.

Era yo, en frente de la que presumía ser su casa, y la veía tan enorme, inalcanzable,
como un guerrero que se acobardara al ver la travesía, era yo con la duda de timbrar o no...
La respuesta no era nada sorpresiva, solo iba a fumarme un cigarrillo en frente del lugar,
no podía hacer nada más aunque pueda; Fue entonces que me pensé que aunque me sienta
tan cambiada por dentro, mi cobardía seguía estando intacta.

Para mi pasaron dos segundos y ¿Qué estaba haciendo ahora? caminé buscando un parque
que me recordaba mucho aquellos días en su compañía, nuevamente me detuve en medio de la calle:
-¿Por qué te mortificas de este modo mujer? -Das lastima -¿Te mereces volverle a ver?
-¿Le quieres ver? -No, solo quiero ver el lugar -Con su compañía -No, no sé

No me lo creí, ¡encontré el parque! Solo fui una vez y no presté mucha atención por donde
se requería ir para llegar, ¡pero llegué! En el lugar existían solo cinco personas, o bueno, eso
pareció, en medio de ellos divisé a una en particular sentada en el concreto donde un día estuve,
-¿Podrá ser? -No, no es, así nunca se viste -Si es ¡mira! así es su cuerpo
-Malditos lentes, necesito unos rápidos -No, no es

Después de haber pasado dos veces por el lugar, ya debía volver, tenia muy poco tiempo,
pero aun así una adrenalina que hizo que mis manos sudaran como no lo hacían hacía mucho
ya... ¿Qué ocurría? Ya había estado cansada de tanto bagar esos lugares, pero aun así,
algo me decía que le debía ver.


Y muy aventada yo, regresé por el mismo camino, visitando su casa con una mínima
esperanza de verle salir por una de sus puertas, entonces volví a fumar otro cigarrillo, botando
dos veces el humo, dije que era suficiente, aunque aun caminando hacia la parada del bus,
regresaba a ver como si iba a aparecer de la nada.

Mi boca estaba muy seca, tenia sed y estaba agitada, entonces entré a la farmacia a comprar
algo de beber e increíblemente aun en aquel lugar le seguí buscando -¡Jaj! qué patética

Salí a esperar el bus que me llevaría de nuevo a mi casa, cuando vi que alguien con una silueta
parecida a la suya se acercaba.
-¿Y si es? -No, no creo -No importa, date la vuelta para que no te vea el rostro
Estaba de espaldas, entonces pasó.
-¡Maldita sea! No le vi la cara.
Es que se cubría del sol tan ardiente que ocurría en ese momento, aunque también podía
haberse cubierto como yo, para que no le vea; Intenté ver algún gesto de su cuerpo que me
ayudara a saber que sí era...

Lo único que  logré ver fueron unas manos muy similares a las suyas, haciendo puños al pasar
por mi lado, como si también hubiese sido un reto hacerlo. Nunca regresó a ver y siguió
caminando, sin ver a ningún lado, más que para el frente.

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