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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Me he dejado

Me he dejado, he dejado a mi vida a un lado, desde que era niña diría yo,
me olvidé por completo de lo que deseaba de mi misma en este lugar,
y he intentado hacerlo todo para recuperarme; En espasmos, durante el mes
consigo creer que esa parte tan libre de mi aun sigue en lo más profundo
de mi mente, y logro rescatar esa dulzura de mi ser anhelado, logro
controlar el miedo que hoy siento de todos.

Y es que, como lo he dicho ya anteriormente, no puedo mirar con dirección
determinada a los ojos del hombre, o que este me mire a mi,
es como si me dejara ver los ojos por "el diablo".

Mis musas me han traicionado ya más de una vez, me siento culpable por
haberme permitido cambiar por ideas tan absurdas que formaron de mi misma,
una auto concepción tan desaliñada, tan maldita, tan flagelante, cruel,
yo fui "buena" yo fui "hermosa" yo fui "sensible" sí lo era.

Hoy no encuentro en mi nada más que pasajeras cenizas de anti materia
que traspasan mi cuerpo y que muy de repente, se quedan por instantes en
mi, por la falta de viento.O como el pájaro que cayó antes del nido que le
albergaba.

No encuentro reacción más coherente que el recentimiento hacia el sistema
y a mi madre... Ambos por no haberme sabido hacer compañía en días sombríos
como los que me tocó vivir, y casi todas las ocasiones, a causa de los mismos.

A la mierda el qué dirán, sería estúpido intentar decir las palabras exactas para
que sean aceptadas por el propio sistema que toda la vida me ha oprimido los
huesos y apretado la garganta. Pero eso, ni mi madre, ni mis musas entienden,
nadie lo hace, solo los veo a todos en una imagen eterna en la cual la esencia
soy yo, parte fundamental de la obra y ellas al rededor apuntándome con el
dedo índice, con una uña muy llena de mugre negra, asquerosa.

Mi madre me quiso formar tan dependiente, que irónicamente viví toda mi niñez
dependiendo de la atención de los otros, atención que jamás recibí de nadie,
especialmente de esa persona que se supone, debía ser el pilar constante e incondicional
"necesario en mi vida". Siempre, esperando algún cambio, una conciencia, una minúscula
reflexión sobre la pauta que su comportamiento iba a dar para generar tal trastorno
en mi. Pero lo único que siempre obtuve de ello, fue grandes rastros que me
llevaban a concluir que de mi se pensaba, no poseía el privilegio del llanto.

Me he dejado de mi misma, y hoy lloro por eso, buscando respuestas para las
preguntas tan osadas que nadie jamás podrá responder; Esta guerra entre yo,
contra mis musas será algo interminable, una utopía a la que me he aferrado tanto
que se ha convertido en algo real, o sea, sin sentido. 

Lo único que tengo claro es que durante casi todos estos diez y siete años, mi nombre
no ha existido, la vida en mi no se ha concedido aún, y sigo esperando el día en que
pueda volar lejos de mi "yo" actual, "vivir mi vida" y no "darles viviendo mi vida"
y así, entonces empezar por vivir mi "yo" pasado...

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