Caminaba de su lado siempre, en un pasado,
Mirábamos las nubes en las
tardes de fugas en un ambiente
Verde que parecía más oro que
hierba,
Yo la escuchaba y ella a mí,
Ella fue compañía, ella fue
gozo.
Cuando la proximidad del
ocaso se hacía presente,
Se veían gotas de agua sal
salir de sus prismas y entrar en los míos,
Un suceso que solo las buenas
compañeras podíamos compartir,
El puzzle que todo hombre
quiere llenar, se llenaba,
La figura amorfa que toda
alma quisiera sentir, se sentía.
Solo ella. Ella supo entender
mi lenguaje mudo,
Compartimos problemas,
compartimos gustos,
Pasamos por cosas que con
ninguna otra musa me atrevería a pasar
Porque existía un sabor a
vida muy diferente al de ahora,
Porque ahora soy sola y ella
es señora quimera plana.
La he sentido tan extrínseca
de mi...
Ya no es ella, se transformó
en un extraño cuerpo blanco y frío,
No ha muerto, pero si mi
musa,
Mi musa ha muerto y hoy solo me
embarga la antimateria
Y me deja en nada.
La he anhelado, he sentido su
voz en mi piel,
La gracia de los gestos poco
estéticos que hacíamos juntas,
Ya no siento su interés, dejó
de llamar a mi hogar por las noches
Y continuó embistiendo el
bodrio negro que de mi brotaba,
Porque yo era penumbra, tan blanca que
ocultaba la verdad.
Quisiera llorar, aunque me
sienta patética e infantil,
Me da asco este cráter en el
que me veo sumergida,
Todo objeto, todo viento se
alegra cuando me vivo en el sollozo,
Ignora la luna, el espacio que
mi musa construyó
Tan repelente a mi...
Ha dejado a un lado su faceta
brincosa y diferente, anteriormente compartida conmigo,
Simplemente. Simplemente dejó
a un lado el abstracto rostro que me observaba
La señorita se ha convertido
en casa blanca y pequeña,
La señorita evitó el dolor,
vendiendo su vida,
Ha intentado no recordar lo
ya caduco, es casi, casi como yo.
Envidio su inerte alma, el desaínco
para intentar cobijar lo que en realidad piensa,
Llega y establece un enlace
superficial que preferiría no exista,
Antes que intentar creerme la
mentira, porque vivo a ras de suelo,
Esta inexistente presencia berrincha
lágrimas y lástima propia
Por ser ella y no yo, la que
se fue.
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